miércoles, 23 de enero de 2013

COCINA SANA Y LIGERA




Seguramente has pensado muchas veces que te gustaría cambiar de régimen alimenticio para sentirte siempre bien y lucir buena figura. Seguro también que no lo haces porque crees que no tienes tiempo para cocinar alimentos sanos y ligeros, y menos aún para sentarte mucho rato a la mesa. Aquí van unas cuantas ideas para que tus comidas sean siempre sanas, ligeras… y rápidas. 

La tentación de matarse el hambre con cualquier alimento industrial es siempre muy fuerte. Gran parte de los productos que nos ofrece la industria alimenticia son ricos en azúcares, grasas saturadas, conservantes y otros ingredientes malos para la salud, pero saben bien y nuestro paladar se ha acostumbrado a saborearlos. Cambiar estos alimentos por otros más saludables no es tan difícil. Sólo se trata de explorar nuevos sabores y hacer atractivos los platos.


Pocas cosas hay más sanas, ligeras y fáciles de preparar que las ensaladas. La ensalada tradicional consta de pocos ingredientes: lechuga, tomate, pepino y cebolla. Estos cuatro elementos contienen gran cantidad y variedad de vitaminas, pero no quitan el hambre durante mucho tiempo ni aportan todas las calorías que necesitamos para proseguir la jornada.

La variedad de verduras y hortalizas que nos ofrece cada estación es tan grande que resulta muy fácil agregar algunas de ellas a la ensalada tradicional para hacerla más variada y apetitosa.
Hojas tiernas de espinaca, brócoli, zanahorias, apio, remolacha, patata, maíz, aguacate... son algunas de las verduras y hortalizas que caben en cualquier ensalada.

Las legumbres, pastas, arroz y pan tostado aportan al plato hidratos de carbono. Trocitos de jamón, pescado, queso o huevos duros, son ejemplos de alimentos que proporcionan proteínas en la ensalada.

La lista de productos que podemos agregar a la ensalada es larguísima. Y si nos gusta mezclar sabores ¿por qué no incluir fruta cortada en el plato? De nuevo, prácticamente cualquier tipo de fruta -fresca o seca- va bien en una ensalada, que se convierte así en toda una comida -ligera, sana y nutritiva- reunida en un solo plato.


El horno y el microondas son los grandes aliados cuando queremos comer bien y deprisa. 
Entre sus grandes ventajas está que sirven para calentar los alimentos que hemos cocinado antes. Esta no es, sin embargo, su única cualidad: los alimentos guisados o al horno son más saludables que los fritos, y se pueden consumir recalentados o incluso fríos.

Ejemplo de esto son las empanadas o cualquier masa rellena de carne, verdura o pescado. Freírlas requiere dedicarles mucha más atención que si las metemos en el horno o el microondas para que se cocinen. Los fritos no son buenos, porque las grasas animales o vegetales calentadas contribuyen, entre otros problemas, al aumento del colesterol malo y a la obesidad.


En todas las culturas y latitudes, la preparación de carne o pescado asados es muchas veces una ocasión festiva para reunirse con la familia y los amigos alrededor de la parrilla, y esperar que los alimentos se vayan haciendo poco a poco hasta alcanzar su punto exacto.

Las costumbres ancestrales suelen ser las más sabias, y los alimentos asados se cuentan entre los más sanos y sabrosos de la gastronomía de todo el mundo.
La pregunta es ¿y quién puede darse el lujo de tener tiempo para disfrutar de un buen asado? 

Una de las respuestas es el horno casero o el microondas. Aunque no puede compararse un asado en el microondas con uno a la brasa, lo cierto es que los electrodomésticos son buenos aliados cuando queremos preparar algo un poco especial y no disponemos ni del tiempo ni de las posibilidades de montar una parrilla al aire libre.


El papillote es el nombre que recibe la técnica de asar los alimentos dentro de un envoltorio de papel de cocina. Esta creación de la cocina francesa ha sido adoptada por la cocina internacional, y las carnes, pescados o verduras en papillote figuran en las cartas de muchos y buenos restaurantes.

Las ventajas de esta técnica son muchas. La primera es que los alimentos se hacen literalmente en su jugo, por lo que conservan todo su sabor y quedan siempre tiernos. También se hacen mucho antes que en un asado tradicional.
En general, los asados en papillote no llevan mucha grasa, salsas ni condimentos. Por eso, son sanos, ligeros y muy apropiados en los regimenes para adelgazar.

Hablando de salsas, y si queremos comer sano, es mejor prescindir de las envasadas, que tiene muchos colorantes y conservantes, y además engordan. Es mejor hacer las salsas en casa, con ingredientes naturales y con muy poca o ninguna grasa.

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